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|   Miércoles 26 Mayo 2010

Era la una de la noche y estábamos buscando una entrada a una de las granjas que íbamos a visitar esa noche. Era la primera vez que iba a entrar a una granja y lo que más pánico me daba no era que el granjero nos pillara dentro sino lo que me iba a encontrar dentro de la granja.

Cuando entré el olor a amoniaco era muy fuerte aun así encendí mi linterna y lo único que se veía eran cerdas encerradas en jaulas de gestación, estas jaulas impiden a las cerdas moverse. Esa situación es agonizante para cualquier individuo ya que no poder moverse ni darse la vuelta para ver lo que ocurre o que le van hacer debe de ser triste, es más las caras de las cerdas que vi lo decían todo.

Al enfocar hacia el final de la granja solo veía jaulas de gestación en total aproximadamente se podían ver unas 200 jaulas, cada una de ellas con una víctima del consumo cárnico. Mirando sus rostros me di cuenta que la cara era de tristeza, en los cerdos se nota mucho y también de que mordían los barrotes con su boca por el estrés causado de estar encerrado, alguna de ellas hacían sonido como si tosieran y casi todas tenían los ojos rojos, todo esto se lo producía el amoniaco que había en el ambiente causado por la acumulación de excrementos.

Más tarde fuimos a ver la otra parte de la granja, de nuevo me volví a asustar ya que no sabía que me iba a encontrar esta vez. Era un pasillo frio y oscuro que cada tres metros tenía una puerta a cada lado dentro de ella estaban las cerdas con su crías, algunas recién nacidas y otras esperando parir. Allí seguían encerradas, en las mismas jaulas de gestación la única diferencia es que a los lados tenían huecos para que pudieran tener a sus crías. Salí de esa habitación y al ir andando por el pasillo central hacia las demás habitaciones, me encontré a un bebe cerdo muerto tirado en el pasillo como si de una mierda se tratara, tuve que quitar la vista ya que no podía mirarle.

Más adelante abrí otra puerta y allí había más cerdas con sus crías, eran iguales a las demás habitaciones pero esta tenía una diferencia a las demás, había un cerdito tirado en el pasillo que estaba muriéndose, seguramente el granjero se lo hubiese quitado a su madre para que los demás cerditos no se lo comieran al estar medio muerto. No me imagino cómo se debió sentir la madre cuando ve a uno de sus hijos/as así y no poder ayudarle ya que está encerrada en un jaula.

¿Tu te lo imaginas? ¿Cómo te sentirías tú? ¿Crees que es justo? Puedes dejar de colaborar con esta masacre haciéndote vegano / vegana.

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