| Miércoles 26 Mayo 2010
A las 8 de la noche recibo un correo con el número telefónico de mi compañera que coordina las salidas a granjas. Estamos haciendo una investigación que trata de contar el primer mes de vida de un cerdo y quizás un poco más, si las fuerzas nos alcanzan. El 10% de las crías suelen morir en los primeros días por las condiciones tan duras en las que viven. No tarde ni un minuto en llamarla y confirmarle que si puedo ir a la cita.
| Miércoles 26 Mayo 2010
Nunca tuve muy desarrollado ese espíritu aventurero de las personas que buscan emociones fuertes para darle toques de pimienta a sus vidas, así que, para mí, entrar en una granja de animales no es un plato de gusto. Me explico: entrar en una granja, a altas horas de la noche, en silencio, guardando las distancias y con todas las precauciones posibles, no deja de ser una irrupción en una propiedad privada. Así que lo paso bastante mal.
| Miércoles 26 Mayo 2010
En la primavera del 2008 varios activistas iniciamos una investigación a la empresa CampofrÃo, ya que esta ridiculizaba a los vegetarianos como estrategia de marketing, a la vez que promovÃa el consumo de cadáveres de animales.
Fuimos hacia Burgos y entramos en una de sus granjas proveedoras. Lo que vi allí lo plasmé poco después en la letra de una canción: “…Salté la valla de su corporación: un holocausto entero ante mis ojos. Entre excrementos nacen y viven, una hoja señala su ejecución. No eran cientos, que eran miles, de entre millones…”.